viernes, 28 de septiembre de 2007

Distribución del Ingreso y Flat Tax

A propósito de la creación del Consejo para la Equidad se ha reabierto la discusión tributaria en Chile. Una de las propuestas que tímidamente ha surgido de nuevo es la de implementar en Chile un sistema de impuestos como el Flat Tax. Este sistema consiste, entre otras cosas, en colocar una tasa de impuestos única e idéntica para el IVA y para los impuestos al ingreso, tanto de las personas (Segunda Categoría y Global Complementario) como de las empresas (Primera Categoría).


No hay ninguna duda de que un sistema así simplificaría muchas cosas. Para Impuestos internos sería fácil fiscalizar y para los contribuyentes sería más fácil y tomaría menos tiempo cumplir con sus obligaciones tributarias. Además se reducirían los incentivos a eludir y evadir impuestos. Por ejemplo, ya no se ganaría nada con traspasar ingresos personales a sociedades o viceversa.

Hasta ahí todo bien, pero nada es gratis en la vida. El Flat Tax tiene algunos costos que deben ser considerados. El primero, es que puede generar un déficit fiscal importante si se quiere beneficiar a la gran mayoría de los contribuyentes con una menor carga tributaria. Obviamente, eso se puede impedir eligiendo una tasa de impuestos y un nivel de ingreso exento de tal forma que se recaude lo mismo que antes. Pero es precisamente aquí donde nace la segunda complicación. Si se pretende recaudar lo mismo que antes, tanto los contribuyentes de ingresos más altos como más bajos quedan mejor a costa de todos los contribuyentes que están en la media de la distribución de ingresos, es decir, la llamada clase media. Esto no es una sorpresa, para el caso de Estados Unidos existen muchos estudios al respecto y los resultados muestran que la mayoría de los contribuyentes terminaría pagando más impuestos que antes y que los grandes beneficiados serían los que están en el decil de más altos ingresos (el 10% de ingresos más altos).


Hay consenso entre los economistas dedicados a las finanzas públicas, respecto a que introducir un flat tax en un país genera un complejo dilema entre déficit fiscal y baja progresividad tributaria. O sea, si queremos que el flat tax beneficie a la gran mayoría generamos un déficit fiscal, y si no queremos déficit fiscal entonces se beneficia el 10% de mayores ingresos. Este dilema no es menor para un país como Chile, que no sólo tiene una muy mala distribución del ingreso sino que además hay un 70% de los contribuyentes que se encuentra exento del impuesto Global Complementario y un 80% de los contribuyentes se encuentra exento del impuesto de Segunda Categoría. En otras palabras, el nivel de ingreso de la gran mayoría de los chilenos es tan bajpo que no pagan impuesto al ingreso. Esto último no es menor, ya que exige que para evitar un déficit fiscal la tasa de flat tax tendría que ser mucho más alta que la que se ha utilizado en otros países que han implementado un flat tax, lo cual aumentaría fuertemente la carga tributaria sobre la clase media.

Puede no ser necesario enfrentarse a este dilema, ya que es posible capturar una parte importante de los beneficios de un flat tax reduciendo el número de tramos de impuesto al ingreso que hay en Chile y eliminando muchas exenciones y tratamientos preferenciales, lo cual permite simplificar sin sacrificar en forma importante la progresividad. Esto no es fácil ya que requeriría enfrentar grupos de presión que hoy tienen beneficios tributarios y no quieren perderlos.


Sigamos, sin embargo, con el ejercicio de considerar un flat tax. Un aspecto relevante a considerar es su efecto sobre la distribución del ingreso. Existen tanto modelos teóricos como evidencia empírica que muestran sistemáticamente que los impuestos progresivos sí tienen efectos en la distribución del ingreso, pero sus efectos son de largo plazo. En un artículo de Wagstaff y otros autores publicado en el Journal Public Economics, se muestra, utilizando datos para 12 países de la OECD, que los impuestos progresivos al ingreso logran tener un impacto positivo en la distribución del ingreso.


Las dos herramientas principales que tenemos entonces para mejorar la distribución del ingreso son el gasto social focalizado y los impuestos progresivos al ingreso. Si bien el efecto de los impuestos toma más tiempo que el del gasto social, al implementar un “flat tax” renunciamos a una de las dos herramientas disponibles. ¿Qué tan grave es esa renuncia?

Depende de las preferencias por redistribución que tenga nuestra sociedad. Si nos importa poco la mala distribución del ingreso, el costo de implementar un “flat tax” es bajo, si nos importa mucho puede ser bastante mayor. Por esta razón, no nos corresponde a los economistas responder esa pregunta sino que, en forma democrática, a la mayoría de los ciudadanos de nuestro país. La pregunta queda abierta entonces para usted señor lector.



Claudio Agostini

1 comentario:

Anónimo dijo...

Thanks :)
--
http://www.miriadafilms.ru/ приобрести кино
для сайта exalumnos-sieb.blogspot.com