martes, 20 de noviembre de 2007

La Gestión de las Empresas Públicas

La decisión del gobierno de inyectar US$80 millones al Transantiago en forma indirecta, usando al Metro para estos efectos, abrió una polémica en su momento respecto a su legalidad y al costo que implicaría para el Metro.

La Contraloría finalmente objetó parcialmente la medida porque excede el objeto social de la empresa. Sin embargo, la empresa y el gobierno defendieron la decisión en base a su legalidad y a la urgencia e importancia que tenía para solucionar la crisis del Transantiago. Me parece que ese es un muy mal argumento que tiene un riesgo implícito no menor para el uso de fondos públicos.

  • ¿Qué pasaría si hay un grupo de presión que el gobierno considera “importante” y al que además es “urgente” traspasarle recursos?
  • ¿Se van a usar a las empresas públicas para traspasarles fondos legalmente, pero a espaldas del resto de los chilenos?
Sin duda que Transantiago es importante y urgente, pero existen fondos asignados en la Ley de Presupuestos para enfrentar emergencias y basta un decreto de la Presidencia firmado por todos los ministros para utilizarlos. Ese es el camino correcto a seguir. Si no es una emergencia y no está aprobado el gasto en la Ley de Presupuestos, hay que enviar una ley al Congreso y discutir de cara al país en qué se gastan nuestros impuestos, tal como se hizo finalmente para inyectar más recursos al Transantiago hace algunos meses y se están haciendo nuevamente en estos días con la discusión de la Ley de Presupuestos en el Congreso.

Lo ocurrido es una oportunidad para debatir sobre la forma como se gestionan las empresas públicas, la calidad de sus gobiernos corporativos y el riesgo de que se excedan de su objeto social, como lo advirtió la Contraloría.

Si bien se ha avanzado mucho desde la creación del Sistema de Empresas Públicas (SEP), sabemos que no todos los ejecutivos y directores de empresas estatales reúnen los requisitos mínimos para el cargo. Algunos están ahí por sus propios méritos y otros lo están producto de presiones o favores políticos. Adicionalmente, hay veces en que las empresas son obligadas a responder a presiones de grupos corporativos o a coyunturas políticas de una forma que atenta contra los intereses de la empresa. En esos casos aunque haya ejecutivos y directores de primer nivel, se producen ineficiencias y pérdidas monetarias.

Estas cosas también pasan en empresas privadas dirán algunos. Sin duda que si, y hay casos de ejecutivos de empresas privadas que están en el cargo por su parentesco o amistad con el dueño y no por sus habilidades o conocimientos técnicos. Como resultado, la empresa se ve obligada a contratar asesores que arreglen y/o impidan los errores de dicho ejecutivo. ¿Es eso ineficiente? Obviamente que lo es, pero si el dueño de la empresa quiere perder plata subsidiando amigos o familia es problema de él. En el caso de las empresas públicas en cambio, es problema de todos los chilenos.

El tema de fondo es que los directores y ejecutivos de empresas públicas deben velar por los intereses de los accionistas, que somos todos y cada uno de los ciudadanos de este país, y responder ante ellos. De otra forma, el gobierno de turno no se convierte sólo en el administrador de turno sino que en el dueño de turno, lo cual es inaceptable. La institucionalidad actual es deficiente para prevenir que esto pase y es necesario hacer más transparente la gestión y tecnificar aún más la administración de las empresas públicas. La mejor solución es convertirlas en sociedades anónimas abiertas y que un tercio de la propiedad se transe en bolsa. Así, el precio de la acción nos dirá a todos qué tan buena es la gestión de cada empresa pública y sabremos cuándo una decisión adoptada fue buena o mala para la empresa.

Claudio Agostini
Doctor en Economía. Profesor Facultad de Economía y Negocios, Universidad Alberto Hurtado

lunes, 19 de noviembre de 2007

Algo para reflexionar

Me voy a repetir el plato y quiero publicar algo que publiquen en blog en días pasados, creo que sirve para rflexionar en torno al emprendimidiento y la innovación.

En este momento que se plantea una importante discusión de emprendimiento, innovación y TIC's, creo necesario recordar el discurso de Steve Jobs, actual presidente de Apple y de los Estudios Pixar (Toy Story, Monster Inc., Los Increibles, entre otras) a la graduación de la generación 2005 de la Universidad de Stanford, vale la pena darse un tiempo y leerlo ya que muestra la mirada de uno de los principales desarrolladores y emprendedores del mundo TIc de los últimos años. Les adjunto el documento y el video del discurso

Alejandro Barros
www.alejandrobarros.cl

Descargar documento

Video:


El Diablito Ignaciano


Muchos se han preguntado por qué el San Ignacio, siendo un Colegio católico, tiene como mascota al Diablito. Otros incluso se escandalizan pensando que le estamos haciendo propaganda a Satanás. El asunto es que el Diablito ignaciano nos cuestiona a tal punto que se lo ha querido reemplazar por un lobo, de los que aparecen en el escudo de Loyola, pero sin resultados.

Parece entonces conveniente dar algunos elementos sobre la historia y el sentido que tiene nuestro emblema.

El Diablito nace en los años ´60. Ya lo recordarán los alumnos de aquella época, pudiendo aportar con sus comentarios más precisiones al respecto.

Entendiendo que el dragón era la mascota del Saint George’s, porque San Jorge venció al dragón, los ignacianos de aquella época quisieron aplicar la misma lógica, adoptando el diablito como mascota del San Ignacio porque San Ignacio venció a Luzbel. Nuestro himno lo enuncia con toda claridad:

"de luzbel las legiones se ven ya marchar y sus negros pendones al sol enlutar, Compañía de Jesús corre a la lid".

De hecho, esta idea de vencer al mal, de ordenar la vida, aparece claramente como uno de los motores de la espiritualidad ignaciana, que desarrolla como pocas, la noción de combate espiritual entre el buen y el mal espíritu. Y en ese combate estamos todos, tironeados por ambos lados.

En ese sentido, el Diablito, que es una imagen domesticada de Luzbel, trae consigo al menos un par de buenas noticias.

La primera es que por muy diablos que seamos, Dios nos quiere con El, porque nos ama, porque El nos creó y en eso no se equivocó, y porque su amor es incondicional y eterno.

La segunda buena noticia es que con la ayuda de Dios podemos llegar a domesticar ese diablillo que llevamos dentro. En otras palabras, el Nachito es una forma lúdica de proclamar que con la gracia de Dios hasta el demonio puede convertirse, que Cristo venció a la muerte y al mal.

No se trata de un culto a Satanás, ni mucho menos. Es cosa de mirar la imagen en cuestión, alegre y juguetón.

El Diablito ignaciano trata más bien de realzar la fuerza salvífica de Cristo que vence el mal. Algo parecido a lo que sucede con las diabladas que le rinden culto a la Virgen en nuestros países andinos; o a las gárgolas que adornan las catedrales europeas; o al modo que tienen los mexicanos de celebrar el día de los difuntos con calaveras y esqueletos.

En vez de adoptar un animal cualquiera, nuestra mascota también nos sirve para evangelizar. Así como los que ven el dragón del Saint George’s no se aterrorizan, sino que piensan justamente en el santo que lo derrotó, los que se encuentran con el diablito ignaciano, debieran poder llegar a entender quién está detrás de esa caricatura.

Por lo demás, ese no es ni de lejos la imagen que podemos imaginar de Satanás. Para nosotros el demonio tiene el rostro que San Ignacio describe en los Ejercicios Espirituales con estas palabras:

[140] 1º punto. El primer punto es imaginar así como si se asentase el caudillo de todos los enemigos en aquel gran campo de Babilonia, como en una grande cátedra de fuego y humo, en figura horrible y espantosa.

[141] 2º punto. El 2º: considerar cómo hace llamamiento de innumerables demonios y cómo los esparce a los unos en tal ciudad y a los otros en otra, y así por todo el mundo, no dexando provincias, lugares, estados, ni personas algunas en particular.

[142] 3º punto. El 3º: considerar el sermón que les hace, y cómo los amonesta para echar redes y cadenas; que primero hayan de tentar de codicia de riquezas, como suele, ut in pluribus, para que más fácilmente vengan a vano honor del mundo, y después a crecida soberbia; de manera que el primer escalón sea de riquezas, el 2º de honor, el 3º de soberbia, y de estos tres escalones induce a todos los otros vicios.

Codicia de riquezas, vano honor del mundo y crecida soberbia. Esa es la verdadera cara del demonio, su figura horrible y espantosa, como señala San Ignacio.

Quienes fueron al último interescolar, en el que obtuvimos el tercer lugar en atletismo y el primero en la presentación en cancha, habrán identificado tales rasgos en otros lienzos y actitudes, mucho más que en el diablito "cabezón y mamón", como le dicen los niños acá.

Ahora bien, contagiados por la cultura ambiente, es cierto que los alumnos tienden a hacerlo más diabólico y a cargarlo de agresividad. Por lo cual, quizás la pelea no sea tanto cambiar la mascota sino conservar la imagen y el sentido que tiene, defendiéndola como a las demás, de las redes y cadenas que el demonio utiliza para atraer a los que desea conquistar.

Porque al final de cuentas, un pingüino, un conejo, un león, un cóndor, un vikingo o un diablito, todos pueden ser imagen de los antivalores que representan al demonio. De hecho el cine y la literatura se han valido de ellos en no pocas ocasiones para representar el mal. Si no, pregúntenle a Batman o a Esopo…


Andrés Vargas S. J.
Rector Colegio San Ignacio - El Bosque