viernes, 28 de septiembre de 2007

Chile puede más: Acerca de la pobreza franciscana de nuestra prensa escrita

Aunque todavía faltan más de dos años para la próxima elección presidencial, la discusión política nacional parece estar obsesionada con dicho certamen electoral, al punto que la sola visita de un potencial candidato al país (José Miguel Insulza) llena los titulares de nuestros diarios y acapara valiosos minutos de televisión. La desproporcionada atención mediática que despierta la elección presidencial pareciera dar cuenta de que lo político se ha reducido a seguir con lujo de detalles el derrotero de la carrera por la jefatura del poder ejecutivo. Si bien de tanto en tanto algún evento nos saca de este monótono ejercicio y motiva un cierto debate público (como el llamado del obispo Goic a que se paguen sueldos éticos, o el asesinato de un carabinero con ocasión de la protesta del 11 de septiembre), lo cierto es que nuestra discusión en torno a los asuntos políticos es en general deplorable.

Lo anterior queda en evidencia cuando se lee la prensa extranjera (actividad que hoy puede hacerse cotidianamente gracias al Internet), como el diario El País de España, en que se aprecia un debate matizado e inteligente sobre temas importantes, nacionales e internacionales. El contraste entre ese tipo de periodismo y el que predomina en Chile no puede ser más acentuado. Mientras que en el extranjero el periodismo escrito es ágil pero a la vez profundo, entretenido pero también reflexivo, el cartel que domina la prensa escrita nacional marca el paso, como si esperara que alguna tragedia espectacular la saque del marasmo en que se encuentra. Y cuando cubre sucesos ocurridos más allá de la cordillera, se limita a reproducir cables internacionales –las más veces sobre los aspectos más pueriles de lo que se vive en otras latitudes.

Al constatarse cuánto mejor podrían ser los medios de comunicación chilenos inevitablemente genera frustración. ¿Por qué no será posible que contemos medios más inteligentes? Dado que el periodismo es lo más cercano que tenemos en el mundo moderno a la plaza pública ¿Por qué no intentar mejorar un poco el producto? Estas y otras inquietudes acerca de ese poderosísimo medio que es la prensa escrita (sí, aún en esta era audiovisual los que ‘ponen la agenda’ son los diarios) son por otro lado, rara vez cubiertos por la prensa chilena (cuando la reflexión sobre el estado de la prensa es uno de los tópicos más políticos que uno pueda imaginar).


Lo anterior es aún más paradójico si se toma en cuenta que –gracias a la facilidad con que se puede acceder a información y debates de otras sociedades— hoy en día no hay excusas para que nuestro periodismo siga siendo tan provinciano. De hecho, y dado que crecientemente nuestros problemas políticos, sociales y económicos están conectados con otros de envergadura global no se comprende que no sean vinculados a eventos ocurridos fuera del país (algo que en materia ambiental, por ejemplo, cae de cajón).

Para algunos el problema subrayado más arriba es trivial, parecido a la queja de los telespectadores respecto de la programación deportiva. Lo problemático del caso es que –por el contrario—el asunto es mucho más importante, ya que lo que está en juego es nada menos que terminar con la democracia de baja intensidad que nos caracteriza.

Javier Couso

2 comentarios:

Andres Soto dijo...

Javier, creo las falencias de la prensa revelan el carácter nacional, tenemos una clase política que es muy poco responsable de sus actos y una prensa timorata de exigirla, tal como los ciudadanos, buen ejemplo de eso fue la rabieta de Lagos al equipo de prensa de Contacto, que no sólo le mostró el reportaje antes que lo vieran los demás chilenos, si no que guardo su s exabruptos y permitió que sólo emitiera una declación publica sin preguntas.

En un escenario como este, una prensa que le quita el trabajo a las tarotistas, se dedica a la farándula y titular con los ratings de las teleseries es casi natural.

Anónimo dijo...

Me parece super interesante el análisis de Javier Couso, y creo que el diagnóstico puede extrapolarse a toda la prensa y no sólo la escrita.
Además, creo que hay un punto que no toma en cuenta y que, en mi opinión tanto personal como profesional, no puede dejarse de lado en la discusión.
Esta es la propiedad de los medios de comunicación.
Si bien es cierto que todos los medios tienen dueño, en los países más desarrollados como Europa y Estados Unidos, la línea editorial se mantiene aparte de lo que pueda o no pueda pensar el dueño del medio y los editores manejan un nivel de autonomía que ya se lo quisiera cualquiera en América Latina.
Un ejemplo interesante es la cadena estadounidense Fox (que es propiedad del australiano Rupert Murdoch), en ella se pueden encontrar programas como "The Simpsons", que son muy críticos con la sociedad y con el propio gobierno y a su vez se puede encontrar programas como "The O´Really factor" que son una especie de brazo mediatico de la guerra en Irak y del gobierno de Bush. Dos posturas que no pueden ser más opuestas... y del mismo canal.
En Chile, en la prensa escrita, Los diarios tratan de mostrar algo de independencia editorial (como las columnas de Carlos Peña en El Mercurio del domingo), pero siempre están sujetos a las decisiones que toma el dueño... y ojo que digo el dueño y no el editor general. Ahí está el problema.
Eso es lo que, en mi opinión, nos hace seguir viendo y leyendo acerca del 51 femicidio, los goles del campeonato o seguir viendo entrevistas de 3 páginas a candidatos que no dicen absolutamente nada porque no se lo preguntan.
Ese es el problema.

Francisco Vera
Periodista
Ex alumno 1992